domingo, 28 de abril de 2019

Triángulo de las Bermudas




 Internet está lleno de búsquedas sobre las misteriosas desapariciones de barcos y aviones en esta inmensa superficie marítima situada entre los vértices de Puerto Rico, Florida, y el archipiélago de las Bermudas, y con más de 1,1 millones de kilómetros cuadrados de océano.

Supuestamente, en esta zona del océano Atlántico se han sucedido numerosas desapariciones de aviones y barcos. Desapariciones inexplicables y extrañas, más aún, explicables por causas sobrenaturales o vinculadas a los extraterrestres, OVNIS, UFOS, etc.  Una legión de escritores, tertulianos, apóstoles, cinesiólogos, han cultivado el mito, buscando los abundantes beneficios que siempre ha producido lo misterioso, místico y sobrenatural. En resumidas cuentas, se dice que en esas aguas, en la atmósfera circundante existen fuerzas que  intervienen en la vida humana, hundiendo, secuestrando, haciendo desaparecer aviones, barcos y tripulaciones enteras. Las cifras de accidentes, son similares a las de cualquier otra zona de similar tráfico y condiciones climáticas.


El origen del mito.

El excesivamente Vuelo 19 de los TBM Avenger perdido, desde la llegada de los europeos a América la zona ha sido parte de las rutas marítimas, y aún hoy sigue siéndolo, nada se había hablado hasta el siglo XX sobre desapariciones misteriosas. Años antes, en 1951, el periodista E. V. W. Jones escribió algunos artículos sobre barcos desaparecidos en el área de las Bahamas, a la que llamó, El Triángulo del Diablo. En 1952, George X. Sand escribió otro artículo ahondando la misma senda. Sería Vincent Gaddis, un escritor sensacionalista el que acuñaría el término en su libro de 1964 “Horizontes invisibles: los verdaderos misterios del mar”.
Uno de los casos utilizados para justificar la existencia de fenómenos anormales es la desaparición del vuelo 19, una escuadrilla completa de nada más y nada menos que 5 TBM Avenger de la Marina Norteamericana en 1945. Las investigaciones serías han mostrado que la meteorología de la zona se estaba degradando cuando el vuelo de entrenamiento se perdió. Nada indica problemas con las brújulas, pero gracias a las conversaciones del vuelo se ha mostrado la falta de pericia y de buenas decisiones del líder de la escuadrilla. Al parecer, éste podría haber tomado decisiones erróneas que llevaron a las naves a internarse en el océano y a hundirse tras quedarse sin combustible. Más de 10 millones de naves han atravesado la zona en los últimos 100 años, y se han contabilizado se han perdido 50 barcos y 20 aviones. Si a ello añadimos que los ciclones tienen a bien aparecer y desarrollarse en la zona, que las corrientes marinas son fuertes y profundas y que buena parte de los accidentes se deben a errores mecánicos o humanos, podríamos decir que el mito es eso un mito.
Recientemente algunos artículos científicos han explicado ciertas “desapariciones” y accidentes extraños del triángulo de las Bermudas y otras zonas del mundo.


La zona del Triángulo parece poseer cierta actividad volcánica por lo que se podrían producir emanaciones de metano provenientes de los hidratos de metano del fondo marino. Este gas provoca que la densidad del agua y del aire cambie. En el mar, podría modificar la flotabilidad de los buques, provocando hundimientos. Altamente concentrado, en el aire, podría hacer que los motores de combustión y reacción funcionasen mal al modificar la tasa de oxígeno y también podría alterar los datos de los aparatos de medición. De esta forma, los altímetros podían indicar alturas excesivas lo que haría a los pilotos descender, pudiendo provocar que se estrellasen contra el mar.
A todo ello se unen los estudios que demuestran la existencia de olas gigantes, responsables de los hundimientos de muchos barcos en todos los océanos. Estas olas monstruo que se creían extremadamente raras, al parecer, no lo son tanto.

De todas formas, los mitos siguen en nuestra mente alimentando la imaginación y el interés por descubrir el mundo que nos rodea y el que desconocemos. Las explicaciones míticas de la realidad suelen darle una pizca de sal a nuestra monótona verdad. No obstante, no podemos cerrar los ojos y seguir a sectarios enloquecidos por el brillo de dólares, euros y demás divisas. Que no podamos explicar algo, no significa que no exista la explicación, simplemente quiere decir, que aún no la conocemos.

Fuente: islasbermudas.es

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