Internet está lleno de
búsquedas sobre las misteriosas desapariciones de barcos y aviones en esta
inmensa superficie marítima situada entre los vértices de Puerto Rico, Florida, y el archipiélago de las Bermudas, y con más de 1,1 millones
de kilómetros cuadrados de océano.
Supuestamente, en esta zona
del océano Atlántico se han sucedido numerosas desapariciones de aviones y
barcos. Desapariciones inexplicables y extrañas, más aún, explicables por
causas sobrenaturales o vinculadas a los extraterrestres, OVNIS, UFOS, etc. Una legión de escritores, tertulianos,
apóstoles, cinesiólogos, han cultivado el mito, buscando los abundantes
beneficios que siempre ha producido lo misterioso, místico y sobrenatural. En
resumidas cuentas, se dice que en esas aguas, en la atmósfera circundante existen
fuerzas que intervienen en la vida
humana, hundiendo, secuestrando, haciendo desaparecer aviones, barcos y
tripulaciones enteras. Las cifras de accidentes, son similares a las de
cualquier otra zona de similar tráfico y condiciones climáticas.
El origen del mito.
El excesivamente Vuelo 19
de los TBM Avenger perdido, desde la llegada de los europeos a América la zona
ha sido parte de las rutas marítimas, y aún hoy sigue siéndolo, nada se había
hablado hasta el siglo XX sobre desapariciones misteriosas. Años antes, en
1951, el periodista E. V. W. Jones escribió algunos artículos sobre barcos
desaparecidos en el área de las Bahamas, a la que llamó, El Triángulo del
Diablo. En 1952, George X. Sand escribió otro artículo ahondando la misma
senda. Sería Vincent Gaddis, un escritor sensacionalista el que acuñaría el
término en su libro de 1964 “Horizontes invisibles: los verdaderos misterios
del mar”.
Uno de los casos utilizados
para justificar la existencia de fenómenos anormales es la desaparición del
vuelo 19, una escuadrilla completa de nada más y nada menos que 5 TBM Avenger
de la Marina Norteamericana en 1945. Las investigaciones serías han mostrado
que la meteorología de la zona se estaba degradando cuando el vuelo de
entrenamiento se perdió. Nada indica problemas con las brújulas, pero gracias a
las conversaciones del vuelo se ha mostrado la falta de pericia y de buenas
decisiones del líder de la escuadrilla. Al parecer, éste podría haber tomado
decisiones erróneas que llevaron a las naves a internarse en el océano y a
hundirse tras quedarse sin combustible. Más de 10 millones de naves han
atravesado la zona en los últimos 100 años, y se han contabilizado se han
perdido 50 barcos y 20 aviones. Si a ello añadimos que los ciclones tienen a
bien aparecer y desarrollarse en la zona, que las corrientes marinas son
fuertes y profundas y que buena parte de los accidentes se deben a errores
mecánicos o humanos, podríamos decir que el mito es eso un mito.
Recientemente algunos
artículos científicos han explicado ciertas “desapariciones” y accidentes
extraños del triángulo de las Bermudas y otras zonas del mundo.
La zona del Triángulo
parece poseer cierta actividad volcánica por lo que se podrían producir
emanaciones de metano provenientes de los hidratos de metano del fondo marino.
Este gas provoca que la densidad del agua y del aire cambie. En el mar, podría
modificar la flotabilidad de los buques, provocando hundimientos. Altamente
concentrado, en el aire, podría hacer que los motores de combustión y reacción
funcionasen mal al modificar la tasa de oxígeno y también podría alterar los
datos de los aparatos de medición. De esta forma, los altímetros podían indicar
alturas excesivas lo que haría a los pilotos descender, pudiendo provocar que
se estrellasen contra el mar.
A todo ello se unen los
estudios que demuestran la existencia de olas gigantes, responsables de los hundimientos
de muchos barcos en todos los océanos. Estas olas monstruo que se creían
extremadamente raras, al parecer, no lo son tanto.
De todas formas, los mitos
siguen en nuestra mente alimentando la imaginación y el interés por descubrir
el mundo que nos rodea y el que desconocemos. Las explicaciones míticas de la
realidad suelen darle una pizca de sal a nuestra monótona verdad. No obstante,
no podemos cerrar los ojos y seguir a sectarios enloquecidos por el brillo de
dólares, euros y demás divisas. Que no podamos explicar algo, no significa que
no exista la explicación, simplemente quiere decir, que aún no la conocemos.
Fuente: islasbermudas.es
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